
Intercambio de palabras vanas. Quizás, se dijeron sus nombres.
Entre risas, se encaminaron a aquella lúgubre habitación.
Solo recordaba, la calidez de sus manos, la ternura de su rostro y que, por primera vez, se habia sentido querida y deseada. No importó que él, fuera ciego de cuerpo y de alma.
La noche habia sido cruel con ella.
A pesar de la frialdad de su mano y la rigidez de su cuerpo, una sonrisa caldeaba su ajado rostro. Reflejo quizás, de su último recuerdo.
En su mano un billete, un papel y un texto: "Para Venus, con amor"